martes, 4 de diciembre de 2007

CONSERVACION


LOS SERES HUMANOS COMO PARTE DEL DILEMA DE LA CONSERVACIÓN
Si bien cada especie en peligro de extinción tiene su propio y único conjunto de problemas, existe una amenaza que tienen en común todas ellas: el hombre. La población humana está creciendo a una velocidad asombrosa, sin ningún signo de reducir la marcha.

En el año 2000, la población mundial era de 6,1 billones. Este número podría alcanzar la cifra de 9 billones para el año 2050.

El aumento de la población humana ha puesto al resto de las especies en una situación muy difícil, por una variada cantidad de razones. La primera de ellas es que estamos quedándonos sin espacio. Los humanos han colonizado cada rincón de la Tierra, desde los desiertos hasta los casquetes polares. Hemos cambiado el medio ambiente para satisfacer nuestras necesidades y las otras especies están siendo excluidas.

Otro problema importante es que al crecer, utilizamos más recursos. Cuantas más personas conducen automóviles, más petróleo necesitamos. Cuanta más gente construye casas y muebles, más madera se tala. Al crecer la población, necesitamos más de todo. El problema radica en que algunos de estos recursos como el petróleo, el carbón y los metales, no son renovables. Se necesitan millones de años para su formación y los estamos agotando rápidamente.

Nuestro estilo de vida moderno también está afectando seriamente al clima de la Tierra. Las temperaturas están aumentando. Los niveles del mar suben y los casquetes de hielo polares se derriten. El calentamiento global ya es una realidad, y en un futuro no muy lejano, los resultados podrían ser catastróficos. Las olas de calor ocurrirán frecuentemente y serán mucho más intensas. Esto causará sequías e incendios forestales y todo ello conducirá a la extinción de más y más especies.

La polución también es el resultado de todas nuestras tecnologías. Envenena las vías fluviales, genera lluvia ácida y crea un aire irrespirable. Esto afecta tanto a nuestra salud como a la de todos los animales que viven en el interior del ecosistema contaminado.

Mientras viajamos por el mundo, también lo hacen muchas especies invasivas que pueden hacer desaparecer a las poblaciones autóctonas. Los conejos, por ejemplo, han puesto en peligro a muchos marsupiales oriundos de Australia.

Nuestro éxito como especie acarrea muchas más consecuencias. El problema es que no solamente está en riesgo la supervivencia de las especies amenazadas. Si no alcanzamos un equilibrio de vida sostenible, finalmente nosotros también dejaremos de existir.

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